¿Cuánto cuesta vivir en las casas más famosas de las series y pelÃculas de nuestra vida?
Seguro que has soñado con residir en alguno de estos apartamentos originales
Nos encantan esos lofts americanos, esos chalets de lujo y hasta esos pequeños apartamentos tan bien decorados situados en zonas pintorescas del extrarradio. Pero ¿somos conscientes de lo que cuesta realmente vivir allí? Mundo Deportivo nos trae un artículo en el que se desgranan algunos de estos precios.
Comenzamos con el archiconocido piso de Mónica, de la serie Friends, situado en el barrio de West Village en Nueva York. Su alquiler no bajaría hoy en día de los 4.000 dólares al mes, un precio bastante desorbitado para las ocupaciones de camarera y cocinera de sus arrendatarias. No obstante, en la serie se especifica que Mónica heredó el contrato de alquiler de renta antigua de su abuela, por lo que el precio que pagan realmente, es mucho menor.
¿Recordáis a Vivian Ward (Julia Roberts), la protagonista de Pretty Woman? La pequeña habitación en las Palmas Hotel, cerca del Paseo de la Fama de Los Ángeles, tendría un precio a la semana de 185 dólares. Pero si realmente queréis llevaros las manos a la cabeza, os contamos que la casa de su enamorado Edward Lewis (Richard Gere) cuesta la friolera de 38.500 dólares a la semana. En la línea, la suite presidencial del Beverly Wirshire Gills, tiene un valor de 5.500 dólares la noche.
Otro apartamento que hizo las delicias de las seguidoras de su principal personaje, Carrie de Sexo en Nueva York, está situado en Greenwich Village (Nueva York), y aunque los interiores no son reales ya que para el rodaje se utilizaron decorados, cuesta unos 3.000 dólares al mes.
Algún otro ejemplo: los apartamentos donde residen los científicos de The Big Bang Theory cuestan 2.400 dólares/mes, la casa de Ryan Gosling en El Diario de Noah asciente a los 12.000 dólares/mes, o la residencia de Robin Williams en Papa por Siempre, valorada en 4,15 millones de dólares para su venta.
En definitiva, tendremos que conformarnos con contemplar esas residencias desde el sofá de nuestra humilde casa, adquiriendo el estilo decorativo de aquellas que más nos gusten para sentir que vivimos en un hogar que al menos se parece al de nuestros sueños.
